Carta abierta a Cúcuta: del rebusque al ecosistema
Hoy, 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, nos enfrentamos nuevamente a una realidad que conocemos bien en esta región: los indicadores laborales siguen siendo desafiantes para Cúcuta. La Gran Encuesta Integrada de Hogares lo confirma.
Muchas personas se cansan de buscar empleo formal sin éxito, y terminan refugiándose en la informalidad, no por elección sino por necesidad. Así, 6 de cada 10 personas que trabajan en la frontera dependen de un sustento diario que, aunque no siempre se reconozca, es también una forma de emprendimiento.
Ese espíritu de resolver el día a día ha sostenido a nuestra ciudad durante décadas. Pero hoy necesitamos preguntarnos:
¿Cómo damos el siguiente paso? ¿Cómo evolucionamos de un emprendimiento de subsistencia a un emprendimiento con valor agregado, con visión, con escalabilidad?
En 2022, inicié una serie de charlas de emprendimiento y espacios de networking con un propósito claro: abrirle la puerta al componente tecnológico en la conversación emprendedora local.
Si Mercado Libre pudo surgir en Buenos Aires y Rappi en Bogotá, ¿por qué no podría nacer en Cúcuta la próxima gran startup de impacto regional?
Un amigo emprendedor del sector tech me dijo:
“Incentivemos el emprendimiento de cualquier tipo; una vez el embudo tenga una boca ancha, comenzarán a emerger naturalmente los emprendimientos de perfil tecnológico.”
Hoy veo señales claras de que esa evolución ya empezó.
El trabajo que hacen instituciones como el SENA y las universidades locales en la formación de talento digital y tecnológico es valioso. Cúcuta ya cuenta con programadores, diseñadores UX, desarrolladores de videojuegos, especialistas en marketing digital y analítica de datos. El talento está creciendo, y también la visión.
Ejemplo de esto es lo que ha hecho CENS — EPM al apostar por soluciones locales para desarrollar un videojuego educativo sobre cuidado ambiental.
En vez de importar soluciones, crearon una desde aquí. Ese es el espíritu de una Cúcuta Hub Tech: conectar los problemas reales con talento local que genere soluciones sostenibles.
La Cúcuta Emergente que imagino es una ciudad anfitriona de una Platzi Conf o de un festival de startups; donde incubadoras como Pantera Makers formen la base y modelos como Manizales Más inspiren procesos de aceleración.
Una ciudad donde la educación y la innovación sean caminos reales para la movilidad social y la superación de la pobreza.
Tenemos lo más difícil: el talento, el ingenio, la energía de una juventud inquieta.
Lo único que falta es voluntad colectiva, visión estratégica y una convicción profunda de que sí es posible.
Creer es el primer paso. Crear es el siguiente.
Por eso, esta carta es una invitación a todos los actores del territorio: desde el sector privado hasta las universidades, desde los emprendedores hasta los líderes comunitarios.
Así como CENS apostó por su entorno, más empresas pueden pensar en el desarrollo de proveedores locales y transformar sus necesidades en oportunidades de innovación abierta.
La Cúcuta Emergente no es un discurso.
Es una realidad en construcción que necesita de ti, de mí, de todos.
Hoy es un buen día para creer en lo que somos capaces de construir juntos.